martes, 6 de enero de 2009


Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida le pedí que a su antojo dispusiera de mí, ella me dió las llaves de la ciudad prohibida, yo todo lo que tengo, que es nada, se lo dí.
Así crecí volando y volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió, para borrar mis huellas destrocé mi camisa, confundí con estrellas las luces.

1 comentario:

  1. anda voooos, que ibas pancho en la bici hijo de puta, baje como 40 kilos (?

    te amo mas Dortonaaa

    ResponderEliminar